La furia llenó mi puños de acero puro.
La sangre borboteaba por mi venas como caballos desbocados que persiguen al viento. Mis ojos lloraban rabia líquida que se derramaba por mi cara a la temperatura del sol.
Sólo deseaba venganza.
Sólo deseaba saciar mi sed de venganza.
Más vale no ponerse en su camino. No pinta bien.
ResponderEliminarSaludos
jejejee...sí.
ResponderEliminarDesde luego, te deja con las ganas de saber a que se debe tanta rabia y dolor.
ResponderEliminarUn saludo.