- Aquí las deudas se pagan con la suerte - me dijo
Nunca he sido supersticiosa. En mi vida sólo he tenido dos vicios, uno de ellos, el riesgo.
El mensaje dejaba clara la imposibilidad de no presentarse, así que, me preparé para la que podía ser mi ultima oportunidad. Para la ocasión, zapatos de tacón de aguja, carmín color rubí y pestañas postizas.
Una vez sentada, cerré los ojos y presioné el cañón del revólver contra mi sien.
Sólo fui capaz de recordar a mi madre y cerrar el puño de mi mano izquierda con todas mis fuerzas.
Sólo fui capaz de recordar a mi madre y cerrar el puño de mi mano izquierda con todas mis fuerzas.
El tambor ya había girado sobre su eje aquella noche, así que, la suerte podía colocar en posición de disparo una recámara cargada o no.
Muy buen relato. Felicidades.
ResponderEliminarEra un riesgo muy grande al que se enfrentaba y le salió bien. Tuvo a la suerte de su lado, quizá se tratara de su "hada madrina"...
Oye, el otro vicio de la protagonista ¿cual era?.
Un fuerte saludo y desde hoy te sigo.
bienvenida Towanda !
ResponderEliminarla verdad, me preguntaba si alguien me haria esa pregunta...jeje...lo contaré en otra entrada ;)
gràcias por comentar,
besos
Estupendo relato, Ingrid. Te leo en 280 y punto y hoy me he pasado por tu blog a visitarte. Me gusta como escribes, así que seguiré leyéndote.
ResponderEliminarUn saludo.
Sara (Saryle)
bienvenida al blog Sara,
ResponderEliminarmuchas grácias por pasarte y leerme.
Seguro será interesante y divertido compartir relatos.
besos,
Íngrid
Gran Blog un saludo afectuoso desde Brasil.
ResponderEliminarhttp://nelsonsouzza.blogspot.com
Me ha gustado mucho. Limpio y directo como la actuación de la protagonista.
ResponderEliminarUn beso, Ingrid