lunes, 22 de noviembre de 2010

Paula

Sus manos son humildes, sencillas. Hace tiempo mecían mi cuna y después trenzaron mi largo pelo. 
Ahora, desgastadas por el imparable paso del tiempo, hacen y deshacen movimientos ya ancianos.
Los días han jugado en contra del brillo de su piel y empuñar la fuerza del ayer ha surcado en ellas muchos errores y aciertos. Con el hilo de la experiencia y el saber hacer ha cosido una gran familia y el amor eterno de una nieta. En blanco satén llevo su nombre conmigo.

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