Pensaron que tras las dunas, sus disfraces resultarían invisibles a los ojos de quiénes creyeron que les perseguían y, que la noche oscura acudiría también en su ayuda.
Tras caminar día y noche con los zapatos llenos de arena caliente, decidieron parar. Huían de sus miserables vidas de hurto.
Al anochecer, no muy lejos, oyeron unas voces que no tardaron en acercarse, maldición! les habían encontrado! De poco había valido caricaturizar sus cuerpos imitando a quiénes se querían parecer para no ser reconocidos.
Derrotados por el evidente fracaso de huida, empezaron a despedirse el uno del otro haciendo gloria de hazañas pasadas al tiempo que esperaban ser prisioneros.
Pero nunca llegó ese momento, pues era el miedo el único enemigo que les seguía.
Ilustración:
Clara Varela
gracias Clara!